¿Eres de los que se resisten a ir al médico porque te da pena que te examinen? O acaso, ¿aplazas una y otra vez la visita al ginecólogo o al urólogo? Te interesa leer esto.
A pesar de que nuestros órganos genitales son tan normales como otras zonas del cuerpo, muchas personas se resisten a hacerse chequeos médicos por vergüenza, hasta el punto de que algunas esperan tener síntomas graves como un sangrado, un tumor o una obstrucción urinaria.
Una de las razones de la terquedad de cuidar nuestra salud sexual y reproductiva se basa en los mitos que hay sobre los genitales. Revisaré algunos de los más comunes con la esperanza de que al leerlos nos demos cuenta que la desinformación en sexualidad nos conduce a temores infundados que conducen a enfermedades y disfunciones sexuales.
- El tacto rectal que hace el médico para examinar la próstata le resta masculinidad al hombre: esta creencia infundada es la principal causa del retraso en visitar al urólogo. Se escuchan bromas sobre la probable homosexualidad que ¨se despierta¨ en el paciente que es examinado, desconociendo que la orientación sexual no viene determinada por un examen anal.
- Los médicos se excitan cuando tienen que examinar a una paciente : recuerdo que cuando hice mis prácticas médicas en el campo, las mujeres se negaban a hacerse la citología porque sus maridos se lo prohibían argumentando que nadie las iba a mirar ´¨allá abajo¨. Lastimosamente, algunas de estas mujeres llegaban a urgencias por un cáncer de cuello uterino avanzado.
- Los genitales de la mujer son tan delicados que no se deben tocar: imagino que algunas de mis lectoras nunca aprendió a manejar una bicicleta porque la abuelita se lo prohibía cuando era una niña, con la explicación de que podía dejar de ser ¨señorita¨. Ese miedo ancestral del daño a los genitales femeninos es el mismo que impide que nuestras mujeres no conozcan sus genitales, ni se toquen y mucho menos se estimulen para sentir placer.
- El ano es solo para defecar y para nada más: este mito tiene que ver con el concepto de ¨lo normal y lo anormal¨ en nuestra cultura en la que los comportamientos y actitudes sexuales se perciben solamente entre dos extremos, desconociendo que la diversidad existe también en nuestros cuerpos. La zona anal tiene iguales terminaciones nerviosas que la vagina y el pene y por eso cualquier persona puede sentir placer al ser estimulada; esto ocurre tanto en mujeres como en hombres y no tiene que ver en absoluto con perversiones o con la preferencia sexual.
- Si me depilo me voy a sentir más atractivo en el sexo: con el auge de la depilación, se ha llegado a creer que rasurarse el vello que rodea a los genitales es liberarse de algo indeseable o feo. Este vello actúa como una especie de colchón que protege a los genitales de infecciones, sudoración o traumas. Así que no es obligatorio depilarse y debe mirarse como una elección personal.
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