¿Te tiene hastiado el sexo? ¿Sientes que el mismo menú sexual de siempre, ya no te provoca comerlo? Muchas personas creen que el buen sexo es medio acariciar, buscar la penetración y tener un orgasmo; qué equivocación tan peligrosa porque puede terminar matando el deseo y fogosidad que existían al comienzo de la relación.
Si tenemos un encuentro íntimo cargado de pasión y con ganas de disfrutarlo al máximo, el placer será más intenso y diferente al sexo fisiológico de “mete y saca”. Evidentemente, en el primero vamos a terminar más felices y con sensación de bienestar físico y mental porque las emociones, sentimientos e intimidad con la pareja garantizan un mejor resultado.
El sexo gourmet se refiere a la elaboración de un rico platillo -léase, un encuentro pleno – con ingredientes bien seleccionados, con aliños y especias en cantidades justas, con un tiempo de cocción adecuado y servido en un plato llamativo que garantice el placer al comerlo.
El cerebro es un órgano complejo y la función sexual está dentro de las zonas cerebrales más misteriosas que hay. Los cinco sentidos junto con la imaginación son interruptores poderosos del deseo, la excitación y el orgasmo, tanto en hombres como en las mujeres. El sexo gourmet invita a activar nuestros sentidos y atrevernos a ser novedosos y creativos, para no aburrirnos comiendo siempre lo mismo.
El sexo gourmet no tiene como fin principal el coito, sino que fomenta un recorrido que comienza con la seducción, las miradas y caricias, hasta llegar al orgasmo. Incluso, la receta final no necesariamente debe concluir en el clímax, teniendo en cuenta que el erotismo va más allá de la genitalidad.
¿Cuáles son los ingredientes del sexo gourmet?
Imaginemos que deseamos complacer a alguien especial y nos empeñamos en preparar un delicioso manjar. Y de paso, también vamos a paladear el mismo banquete. ¿Te animas?
1.Elección de los ingredientes
La rutina hace que olvidemos conquistar a nuestra pareja y nos da una falsa sensación de seguridad: “ya él (ella) sabe que le amo”, pensamos o decimos con alguna frecuencia; y no debe ser así. Todos necesitamos alimentarnos con palabras y gestos amorosos para elevar la autoestima. Recuerda que el deseo nace del juego de la seducción: mirarnos a los ojos, besar apasionadamente, abrazar y consentir al otro, halagar su vestido, sus talentos o sus logros. Retroalimentar al amante hace que se sienta amado y deseado.
2.Dosis precisas de sazón
Cada persona tiene gustos y preferencias sexuales que no siempre coinciden con la pareja, pero no por eso se tienen que subvalorar. Lo interesante en el sexo gourmet es que la comunicación sincera permite conocer lo que a cada uno le gusta y cómo lo prefiere. Aquí entran en juego las posiciones y técnicas sexuales, el ambiente, la lencería, los juguetes y videos sexuales, e incluso, las propuestas para participar en conductas sexuales poco convencionales como swingers o bondage (sumisión-dominación).
El conocimiento que tengamos de nuestro cuerpo también es relevante. Así podrás pedirle a tu pareja que te estimule las zonas erógenas que sabes que te enloquecen, así como proponerle variaciones en la intensidad y velocidad de las caricias para que la receta quede bien aliñada.
3.El tiempo de cocción
Para que tu receta gourmet te quede de rechupete no basta con haber elegido los ingredientes perfectos y mezclarle las especias. Viene ahora la cocción de los elementos y que quede en su punto perfecto. Los buenos polvos se caracterizan porque los comensales disfrutan al máximo ese platillo hecho con imaginación y picardía.
Respetar los tiempos de excitación de cada uno es parte del menú. Generalmente, las mujeres necesitamos más calentamiento y debes tenerlo en cuenta, no sea que corras a apagar la hornilla antes de que el placer hierva a borbotones. Tamaña desilusión tendrá tu amada si eso ocurre, así que hay que actuar como un verdadero chef. ¡Vaya que lo eres si te lo propones!
4.La presentación del plato
En la buena cocina, la imagen de los manjares servidos en la mesa es importantísima. ¿De qué sirve haberle puesto todo el entusiasmo a esa receta si la presentas en una mesa desordenada o en una vajilla rota? No olvides que la buena comida entra por los ojos. Bueno, también por la nariz.
Un cuerpo dispuesto y que huela a limpio, una prenda provocativa y un ambiente adecuado estimulan el apetito y motivan a degustar la receta por más sencilla que sea. Alejarse de ruidos, equipos de tecnología, intrusos inesperados y hasta la comodidad de la cama, influyen en la presentación provocativa de esa receta que se van a comer juntos.
Un estudio reciente de la Universidad Estatal de Pensilvania resume que el “buen sexo”, designado como “adecuado y deseable”, debe durar entre 7 y 10 minutos. Debo aclarar que este tiempo no incluye los preámbulos que sumarían más de estas cifras. ¿Qué nos dice esto? Que el placer real al comer está en saborear lentamente mientras hueles, chupas o lames, escuchas, tocas y miras. La comida – y me refiero también al sexo – nutre y calma cuando la disfrutamos al máximo.
5.La sobremesa
En estos tiempos modernos en que prácticamente obtenemos todo con un clic en el móvil o el computador, la sexualidad se ha contagiado, para bien o para mal. Cuando el encuentro sexual es ocasional, es difícil obtener una receta gourmet, aunque muchos, a decir verdad, tiran un polvito y quedan contentos porque no esperan nada más que eso.
Sin embargo, meterle el alma y los sentimientos al sexo, es el mejor plato gourmet que se puede saborear. Un “quickly” o rapidito de vez en cuando no es nada malo, pero acostumbrarnos a eso deja vacíos emocionales que no vale la pena repetir. Así que, en el matrimonio, noviazgo o un “programa” de fin de semana, vale la pena quedarse arrunchados después de terminar la faena.
Eso de correr a ponerse la ropa o voltearse a dormir resulta antipático y hasta un acto de mala educación. Así como después de comer con otra persona es grato hablar unos minutos más, mientras se come el postrecito o se degusta un café, en la cama también se estila – parafraseando a los especialistas de etiqueta y protocolo – que dediquemos un rato más a conversar, reír e incluso, dormir juntitos. El post-sexo, como le llamo, viene siendo la cereza del pastel. ¡Oh lá lá!
¿Si el sexo es bueno, por qué no convertirlo en algo mejor?
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