Imaginarios sobre la sexualidad después de los sesenta

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¿Cumplir sesenta años indica que difícilmente habrá sexo? ¿Eres de los que aseguran, medio en broma o medio en serio, que los viejos no echan un polvito?

Los estereotipos que existen en torno a las personas mayores nos llevan a creer que son anticuados, débiles y discapacitados. Y esto es más fuerte cuando se trata de su sexualidad, porque tendemos a tratarlos como asexuados y carentes de deseos y necesidades sexuales.

Algunos prejuicios y mentiras sobre la sexualidad en la tercera edad son:

  1. Los viejos no pueden tener sexo porque difícilmente “se les para”.

La verdad: a mayor edad se tiende a presentar mayor posibilidad de disfunción eréctil pero los tratamientos modernos aseguran un desempeño sexual satisfactorio, acorde con la edad. Por supuesto, la erección no será automática como ocurría en la juventud o adultez temprana, pero un anciano puede tener relaciones coitales de calidad. Una falla eréctil de vez en cuando puede ocurrir y por eso se le aconseja a la pareja que estimule más directamente el pene de su compañero.

  • Las ancianas que demuestran deseo sexual son “alborotadas” o “busconas”.

La verdad: nada más indignante y discriminatorio contra las mujeres mayores es asegurar que su vida sexual se acaba después de cierta edad o etapa de su vida. Todos los estudios que se han hecho de la respuesta sexual femenina demuestran que los cambios corporales y vaginales post-menopáusicos no castran la sexualidad de las mujeres. Es posible que la baja autoestima y falta de aceptación de los  cambios propios de la edad afecten en ellas su respuesta sexual, pero con la ayuda médica se pueden solucionar a tiempo los malestares así como fomentarles una actitud positiva.

  • Masturbarse en la vejez es anormal.

La verdad: la masturbación nunca desaparece del repertorio auto-erótico de las personas, independientemente de su edad o género. Es decir, ellos y ellas, aún a los 90 años, tienen todo el derecho de tocarse, consentirse y estimularse para tener orgasmos que, de hecho, tienden a ser más intensos que en una relación sexual penetrativa. Los juguetes sexuales y películas o lecturas eróticas se han convertido en unos excelentes aliados de aquellas personas mayores que no tienen pareja pero que no quieren renunciar al placer sexual.

  • Si un hombre senil tiene novia es aceptable, ¡pero una mujer mayor… jamás!

La verdad: los estereotipos sexistas abundan en el terreno de la sexualidad de los mayores y este es un claro ejemplo de lo que piensa muchísima gente. Incluso, tú podrías estar en este grupo. Imaginarnos a nuestra anciana madre o abuelita inmersa en las mieles del amor es casi imposible hacerlo; algunos afirman que les causa asco o incomodidad pensar en el tema. Sin embargo, es más fácil imaginar al papá o abuelo teniendo relaciones sexuales; conozco más de un hijo o nieto que invita a su progenitor a buscar novia para “que lo cuide” o “para que deje de fregar tanto en casa”.

Hombres y mujeres que sobrepasan el sexto piso de sus vidas tienen los mismos derechos sexuales que los jóvenes. No es fácil desprendernos de esta creencia, pero estamos en la obligación de educarnos para no atentar contra su dignidad y felicidad.

  • Los viejos tienden a ser pervertidos sexuales, especialmente cuando viven solos.

La verdad: las parafilias como el exhibicionismo o voyerismo se presentan a partir de la adolescencia de manera que, si ves al viejito de tu vecindario mostrarse desnudo en la ventana de su casa, no es consecuencia de su edad ni de su soledad. Con toda seguridad, esa conducta le acompaña desde mucho tiempo atrás.

La pederastia es una parafilia que, por causar daño, se considera un trastorno y puede manifestarse a cualquier edad, aunque en mayor proporción se manifiesta en la adolescencia o adultez temprana. Un anciano pederasta viene abusando desde su juventud con toda probabilidad.

Colofón: Los cambios fisiológicos en la vejez asociados a las enfermedades crónicas, mayor estancia hospitalaria, la toma de múltiples medicamentos y el grado de incapacidad física o mental propio y de la pareja, influyen en la calidad de la sexualidad. Pero los aspectos sico-sociales no son menos importantes como la viudez o soltería, la institucionalización en centros geriátricos que afectan la intimidad, el abandono de su hogar para irse a convivir con los hijos o nietos, el ocio y la falta de amigos pueden dificultar la plenitud sexual en la tercera edad.

Concientizarnos y educarnos son necesarios para que tengan una mejor calidad de vida. No olvidemos que podemos amar y desear hasta el último día de nuestras vidas.

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