Tacones, cuero y otros fetiches

Es común encontrarnos con imágenes sexuales de un hombre lamiendo los tacones de una chica. O conocer la historia de una persona que se excita oliendo las bragas, incluso de desconocidas.

Hablo del fetichismo, una conducta sexual frecuente pero oculta, que tiene que ver con la excitación intensa que le produce a alguien, el estímulo con objetos o algunas partes del cuerpo diferentes a los genitales.

Los fetiches del cuerpo más conocidos son los pies, las manos y el cabello. Mientras que los fetiches inanimados más usados son la ropa interior, las ligas, medias veladas, corbata, tacones o botas de cuero, y las prendas de vestir en general.

¿El fetichismo es una enfermedad?

Para entender esta conducta, te explicaré primero qué es una parafilia:  es un impulso, fantasía o conducta sexual mediante la utilización de un objeto o situación poco común. Podemos encontrar personas que se excitan intensamente espiando a otro que está desnudo (voyerismo), o que se ubican en la puerta del colegio para sorprender a las estudiantes mostrándole sus genitales (exhibicionismo), o el masoquismo que consiste en disfrutar sexualmente con la humillación, maltrato o sufrimiento que le inflige la pareja.

Las parafilias no se consideran patologías o aberraciones y pueden formar parte del juego erótico de las personas. Sin embargo, cuando ya se vuelven obsesivas y excluyentes, es decir, la persona necesita obligatoriamente el estímulo parafílico para tener placer sexual, se convierten en conductas parafílicas que sí requieren tratamiento especializado.

Igualmente, cuando la conducta sexual afecta o lastima a otras personas, se convierte en una conducta parafílica que puede traer consecuencias sociales y legales.

Aclarando esto, regreso ahora al fetichismo que no es una enfermedad ni tiene por qué preocupar al que se calienta hasta en sus orejas cuando besa los pies de su pareja, o se alborota con la ropa de látex, o se excita al oler unos pantis usados. Si no le causa malestar intenso ni interfiere con su vida personal, laboral o de pareja, no hay problema ni requiere terapia.

¿Por qué alguien se vuelve fetichista?

Aunque el fetichismo puede expresarse desde muy temprano, la mayoría lo aprenden en la pubertad o adolescencia temprana. La educación sexual represiva, la falta de educación sexual y algunas experiencias negativas de la infancia, pueden desencadenar la conducta fetichista. Hay más hombres fetichistas que mujeres, aunque ellas también pueden tener fetiches como la corbata o una camisa masculina, por ejemplo.

Que la vergüenza no te impida disfrutar los fetiches.

Si quieres probar un fetiche con tu pareja, no tienes por qué sentirte mal, pero eso sí, debes hablarlo y esperar su consentimiento. La rutina sexual es un enemigo fatal y los fetiches ayudan a conocer más nuestra sexualidad y ampliar el placer.

No olvides que por tener un fetiche no significa que estés enfermo o seas “raro”. Disfruta tu vida sexual sin miedo, a no ser que te sientas con remordimientos o afecte tus relaciones con otras personas.

Te sugiero probar con los fetiches más conocidos, aunque de tus fantasías, seguramente van a fluir otros más. ¿Te animas?

  1. Lamer los pies y otras partes del cuerpo es muy excitante porque tenemos terminaciones nerviosas en la piel que tienen conexión directa con el cerebro. Si usamos aceites o chocolate para lamer o besar, puede ser una experiencia inolvidable.
  • El juego de roles es divertido y puedes intentar probarlo. Ya sea disfrazándote de policía, enfermera, colegiala o repartidor de pizza (se reirán y les dará más complicidad), o comprando un látigo o esposas para “castigarle”, o lo que se les ocurra, le dará chispa a la intimidad.
  • Ponerse la ropa interior de tu pareja (si están lejos es un excelente fetiche) y oler sus feromonas o su perfume, le inyecta picantico al sexo. Tener sexo con la camisa o falda del otro, es sumamente excitante y a muchos les reaviva la pasión y la sensualidad. Pruébalo y me cuentas.
  • Tener relaciones con máscaras puede ser divertido y le da un aire de misterio al asunto. Recibir besos, caricias y estímulos con los ojos cubiertos por una venda oscura, es un deleite que no te puedes perder. Inténtalo e invita a tu pareja, mientras pones música suave y enciendes velas, muchas velas. Te confieso que es una experiencia fas-ci-nan-te.
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